Mirando hacia el norte del Perú: los albores del turismo en Piura. Una lectura a partir de guías de viajeros, 1928-1960

 

Looking to northern Peru: The dawn of tourism in Piura.  An analysis based on traveler’s guides, 1928-1960

 

Cristina Vargas Pacheco

Universidad de Piura, Perú

 

Correspondencia: cristina.vargas@udep.edu.pe

 

Recibido: 30 de junio de 2023

Aceptado: 15 de setiembre de 2023

 

DOI: https://doi.org/10.24265/turpatrim. 2023.n21.02

 

Para citar este artículo:

Vargas, C. (2023). Mirando hacia el norte del Perú: los albores del turismo en Piura. Una lectura a partir de guías de viajeros, 1928-1960. Turismo y Patrimonio, 21, 21-42. https://doi.org/10.24265/turpatrim. 2023.n21.02

 

Resumen

Internados en el siglo XX, hay un despertar progresivo del fenómeno turístico en el Perú. La ecuación que lo permite involucra la intervención estatal, así como diferentes actores y factores, incluidas las mentalidades. A partir de esta mirada multifactorial, el objetivo principal de esta investigación es aproximarse a la comprensión de los inicios del turismo en Piura. La delimitación cronológica del período atendido responde a la publicación de dos guías de viajeros que funcionan como transmisoras de imaginarios sobre el departamento de Piura, lo que permite contrastar sus permanencias, cambios y continuidades al presente. La primera corresponde a las Guías Departamentales del Touring Club Peruano (1928) y la segunda, a la Guía del peregrino: Piura en 1960 (1960). Esta, es una investigación histórica desde un enfoque cualitativo mediante pesquisa de fuentes primarias y secundarias. Los resultados indican que la mejora de la infraestructura de comunicación y el impulso estatal intervienen en el despertar de la idea del turismo en la región. En su desarrollo confluyen actores públicos y privados. La atención de los viajeros en los aspectos socioculturales genera la construcción de una imagen sobre Piura, que se traduce en una oferta turística de un destino con una riqueza patrimonial inmaterial que, además, se asocia al turismo de sol y playa.

Palabras clave: turismo, Piura, guías de viaje, 1928-1960, formas de turismo, turismo costero, turismo interno, turismo cultural.

 

Abstract

In the 20th century, there is a gradual emergence of the tourism phenomenon in Peru. The equation that enables this involves state intervention, as well as various actors and factors, including mindsets. From this multifactorial perspective, the primary objective of this research is to approach the understanding of the beginnings of tourism in Piura. The chronological delineation of the period under consideration corresponds to the publication of two traveler’s guides that serve as conveyors of imaginaries about the Piura department, allowing us to contrast their continuities, changes, and permanence to the present. The first one corresponds to the «Guías Departamentales del Touring Club Peruano» (1928), and the second one, to the «Guía del Peregrino: Piura en 1960» (1960). This is a qualitative historical investigation involving the study of primary and secondary sources. The results indicate that the improvement of communication infrastructure and state support play a role in awakening the idea of tourism in the region. Both public and private actors converge in its development, and travelersattention to socio-cultural aspects results in the construction of an image of Piura, translating into a tourism offer for a destination with intangible heritage richness, which is also associated with sun and beach tourism.

Keywords: Tourism, Piura, guidebooks, 1928-1960, types of tourism, domestic tourism, cultural tourism, coastal tourism.

 

Introducción

 

Piura en las primeras décadas del siglo

El departamento de Piura en las primeras décadas del siglo XX, como el resto de la región norte, «seguía siendo un espacio predominantemente rural» (Taylor, 2017, p. 253). La explotación petrolífera en Negritos y Lobitos, seguida por la producción de algodón predominaban en los departamentos norteños, por ende, en Piura «sus áreas más avanzadas, en términos económicos y tecnológicos, se ubicaban en sectores de exportación claves» (Taylor, 2017, p. 258). Pero, el desarrollo y modernización urbano e intrarregional representó un proceso lento, influenciado por factores naturales como el terremoto de 1912 y las lluvias de 1925.

En las décadas siguientes, entre 1930 y 1945, aproximadamente, Taylor (2017) se refiere a un «contraste entre el dinamismo de la agricultura costeña y el cambio socioeconómico más aletargado en los asentamientos urbanos de la región norte» (p. 265).

Mientras que la población en Trujillo, Chiclayo y Piura y asentamientos secundarios a lo largo del litoral aumentó constantemente durante la primera mitad del siglo XX, siguieron siendo pueblos preindustriales; [tratándose] de manera casi exclusiva de centros administrativos y comerciales en lugar de núcleos para la producción de bienes manufacturados. (Taylor, 2017, p. 265)

El seísmo del 24 de julio de 1912 dejó como saldo una ciudad sumamente afectada, que necesitó una reconstrucción general debido a los daños; a lo ya urgente, se sumaron las consecuencias de las lluvias de 1925 (Branger y Vargas, 2014). Estos eventos llevaron a una necesaria y progresiva transformación urbana; ante la imagen de una ciudad ‘inacabada’ se fue estableciendo una ruptura paulatina y fragmentaria con el pasado virreinal. Se produjo una transformación de la fisonomía del corazón de la ciudad, evidencia de ello es el edificio del antiguo cabildo (Figura 1), cuya estructura se vio fuertemente afectada en 1912, y que terminó de ser reemplazado en 1972, como parte de los nuevos edificios del centro cívico (El Palacio está hecho donde funcionó Casa Consistorial, 1972). Asimismo, la intervención de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (en 1953, a través del Plano director de la ciudad) permitió retomar proyectos de construcción que desde inicios de la década del 30 esperaban ser atendidos; este objetivo solo se pudo lograr derribando antiguas construcciones para dar paso a «edificios públicos necesarios para el desarrollo cívico y cultural de la ciudad» (El Palacio está hecho donde funcionó Casa Consistorial, 1972). Incluso, la obra, proyectaba un espacio para el museo local, que funcionaría en el tercer piso del local municipal y que hasta febrero de dicho año no se logró habilitar (Ventanas y puertas de vidrio faltan para el Museo de Piura, 1972).

Figura 1

Primera foto: portales del antiguo cabildo de Piura

Nota. Suplemento Conmemorativo del IV Centenario de la Fundación de San Miguel de Piura, 1932.

La ciudad, en mucho, distaba de ser una urbe moderna, a pesar de verse como una región con un futuro promisorio. Piura se caracterizaba por ser el departamento con más alta renta nacional, después de Lima. Tealdo afirmaba: «para Lima, Piura es como el río Chira, siempre de agua abundante» (1957, p. 18). Pese a ello, aún en 1959, más del 50% de las calles eran todavía precarias, de tierra y arena; 60% de sus edificaciones se encontraban en estado calamitoso: 10% en mal estado y 18% en regular; no tenía un centro cultural y con áreas verdes insuficientes por habitante, «1.03 m2/hab. por debajo de las recomendaciones mínimas del Country and London Plan que fija en 16 m2/hab.», como resultado del estudio elaborado por el arquitecto Bernuy (1959, p. 15) para el Plan regulador de la ciudad. Es a partir de la década de los años 60 que se inicia un proceso de crecimiento urbano vertical, proyectado para ir de forma paralela con la expansión citadina horizontal.

La actividad económica regional estuvo basada en la explotación de materias primas y el comercio de algunos productos manufacturados, sin contemplar al turismo como generador de renta. El desarrollo de la infraestructura de comunicación y los equipamientos hoteleros surgen asociados, justamente, a las necesidades que las dinámicas comerciales y de exportación imponían. Los viajeros que empiezan a experimentar la actividad turística de ocio son casos excepcionales, observándose una mayor atención a estas dinámicas con el transcurrir de las décadas, en concordancia con el impulso del turismo a nivel nacional, especialmente desde los años 40 (Archivo Municipal de Piura, 1947). No obstante, ya desde la década del 20, las guías de viaje brindaban información completa del departamento y participaban en la configuración y transmisión de la imagen del departamento ofertado, en este caso, Piura.

Las guías de viaje: La Guía Touring del Departamento de Piura (1928) y la Guía del peregrino (1960)

La aparición de las guías de viaje, como un producto heredero de los relatos románticos del siglo XIX, aportan en la construcción de una imagen del lugar de destino –como en su momento lo hicieron aquellos relatos–, aunque con un estilo diferenciado. Como explica Ruíz (2014), en ellas se puede encontrar de manera ordenada y detallada los elementos de utilidad, es decir se constituyen en un instrumento que contiene datos relevantes, entre otros, «puntualmente las comunicaciones, los medios de transporte, los alojamientos» (pp. 57 y 58). En esa medida, se aprecia un cambio estilístico en la narrativa del viaje, de manera que, como bien señala Ruíz (2014, p. 59), «de la creación (en la que el autor es fundamental) se pasa a la información (donde los datos prevalecen sobre el estilo)».

En el Perú, a fines de la década de 2020, aparecen las Guías Touring, con el ánimo de impulsar el turismo en el país, en una etapa en la que se produjo la inversión estatal en la construcción de vías de integración interregional, el impulso de la aviación comercial y la generación de hoteles a lo largo del país; con ellas se «paso al turismo, tanto interno como externo, todavía pequeño en este período» (Contreras, 2020, p. 13). La elaboración de esta guía, recayó en manos particulares y se basó en los raids o viajes de exploración impulsados desde 1925, que buscaban cartografiar las condiciones del territorio que recorrerían los viajeros, los puntos de interés turístico y participar en la apertura de caminos a fin de promover los desplazamientos, primero a espacios cercanos, para alcanzar progresivamente metas más remotas (Armas, 2018). La primera guía publicada fue la de Piura, cuya elaboración recayó en Federico Helguero, asociado del Touring Club Peruano, escritor piurano y director del Diario El Tiempo, hasta su fallecimiento en 1930. Esta guía se publicó en 1928 con un fin divulgativo, con el objetivo compartido con la institución de «conocer y hacer conocer el Perú … [para] contribuir a su grandeza» (Helguero, 1928). Con una descripción completa del departamento, tanto a nivel de su geografía, industrias, actividades económicas y equipamientos, se buscaba brindar un panorama general, pero no por ello menos detallado, de los diferentes rincones de Piura.

En 1960, aparece otra guía regional, la Guía del peregrino: Piura en 1960, publicada con motivo del Sexto Congreso Eucarístico Nacional que se celebró en esta ciudad y atrajo fieles católicos de todo el Perú, incluso de Ecuador. Su elaboración recayó en el escritor, profesor y periodista piurano Jorge Moscol Urbina. La visión de esta publicación retomaba tópicos tradicionales como la historia, los personajes ilustres –todos varones en el relato–, así como datos culturales y útiles para los visitantes, ya que incluía en uno de sus apartados, de manera exprofesa, la idea del turismo (Moscol, 1960).

Pero, más allá de aquellas aparentes diferencias entre ambas publicaciones, lo que muestran es una imagen de la infraestructura existente en el espacio estudiado, así como de los atractivos publicitados. Además, en el ínterin de estas guías diferentes escritos de viajeros y locales abonaron en la construcción de una imagen sobre Piura, como departamento y, sobre todo, como ciudad.

El análisis, en el presente estudio, se concentra en dichas guías, específicamente en la presentación que dos escritores locales hacen del espacio piurano, Aurelio Miró Quesada Sosa y Gonzalo de Reparaz, con una distancia de 30 años, lo que permite ver continuidades y cambios. Cabe mencionar que esta mirada se condijo con la de otros foráneos, tanto en el ínterin cronológico estudiado, como después. Los artículos de Miró-Quesada, aparecidos en el diario El Comercio, fueron reunidos en su obra Costa, Sierra y Montaña (en 1938 y1940, y luego de manera integrada en 1947); las dos publicaciones de Reparaz abordan el caso de Piura en un período diferente: Guía del Perú, con una primera edición en 1969 y Piura, región geográfica original, en 1979.

En Costa, Sierra y Montaña, Miró-Quesada (2010) presenta a Piura desde la geografía hasta la creación humana; retoma los traslados de la ciudad, su imagen señorial y su riqueza agroexportadora; los lugares de memoria piurana que ya aparecen en las publicaciones de escritores locales como Luis Humberto Delgado (1928) o la misma Guía Departamental del Touring, de Helguero, y que luego son recurrentes en otros relatos periodísticos y turísticos; en su narrativa incluye las calles, la plaza mayor, el puente «viejo», los monumentos, los barrios populares (Mangachería), la cocina tradicional y las picanterías cataquenses. Por su parte, de Reparaz (1979), con una mirada fuertemente influenciada por su formación como geógrafo, tiene una visión territorial del departamento, preocupándose por un elemento capital en la vida del piurano, como son sus cursos de agua; le dedica buenos párrafos al río Piura, al que llama el «Río Loco»; así como a las poblaciones costeras en la zona de Sechura, pasando una mirada fugaz sobre Catacaos. En Guía del Perú su narración inicia precisando los hoteles principales de la ciudad, que en su momento eran el Hotel de Turistas y el Hotel Cristina, y retoma algunos datos, antes brindados por Aurelio Miró Quesada, sobre algunos lugares principales de la ciudad (de Reparaz, ca.1969).

Es de resaltar que mucha más atención brindó José Sabogal en su recorrido desde Piura hasta el Bajo Piura en 1951 a las poblaciones locales y sus tradiciones, en comparación con los escritores anteriormente mencionados; sin embargo, los tópicos aparecidos eran recurrentes diacrónicamente y, además, fueron desarrollados con mayor detalle en las dos guías estudiadas.

Metodología

Esta investigación se inscribe dentro de la historia del turismo y pretende aportar en la discusión sobre el desarrollo de este fenómeno histórico en el caso peruano, pero desde una perspectiva regional. En ese sentido, Spode (2010) deja claro que, entre los ámbitos del quehacer humano más actuales, con implicancias resaltantes de tipo económicas y culturales, se identifica al turismo. No obstante, innumerables veces y durante mucho tiempo ha sido relegado a un espacio subvaluado, asumido como una «modesta subdisciplina de la microeconomía y de la geografía», ausente en la investigación universitaria y considerado como un tema «poco serio», según Spode (2010, p. 5).

El turismo encuentra sus bases remotas en la historia cultural y podría rastrearse su construcción desde la disciplina histórica en las «formas de hacer historia» del siglo XX (Burke, 1996). En el planteamiento de Spode, la investigación histórica sobre el turismo («historische Tourismus-forschung»), debe realizarse desde una lógica pluridisciplinar, aunque inspirada por la aproximación histórica, por lo que debe comprenderse dentro del marco de las «ciencias del hombre» (incluidas las letras, «Sozial-und-Kulturwissenschaften») (2010, p. 6).

Precisamente, el estudio realizado es un acercamiento al fenómeno turístico regional por la vía histórica, siguiendo la metodología de este tipo de investigación (Tamayo, 2003). Desde un enfoque cualitativo, se efectuó una pesquisa de fuentes primarias y secundarias para reconstruir, inicialmente, el despertar de la actividad turística en Piura.

 En cuanto a las fuentes históricas consultadas, tomando como base los aportes de Porras-Barrenechea (1963), se seleccionaron las escritas o documentales. Información recabada, principalmente, de los archivos hemerográficos y bibliográficos de la Universidad de Piura (Campus Piura), correspondiente a periódicos, revistas y publicaciones del período atendido y publicaciones más recientes; en menor medida, se obtuvo la información fragmentaria del Archivo Municipal de Piura.

También se consultó documentación de la colección fotográfica particular de José Cerna Sabogal, quien gentilmente brindó el permiso. Por medio de la confrontación de las imágenes y de lectura de los datos brindados al historiador fue posible la comprensión de algunas dinámicas narradas en el presente trabajo. Adicionalmente, se tuvo acceso a la colección de Manuel Quiroz, que custodia el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA, 2021). En esa medida, las fuentes documentales, fotográficas que, también tienen una connotación artística (muy acentuada en la última fuente citada) y etnográfica, así como de diferentes fotoperiodistas aparecidos en las revistas consultadas, ayudan a tener una aproximación desde diferentes enfoques al tema estudiado, que aún es vasto.

De otro lado, también es importante advertir el poco desarrollo de una historiografía de la historia del turismo en el Perú; pero, este fenómeno no solo es advertido en el caso peruano, ya que, en 2012, Moreno lo pone en evidencia en el contexto español. En los últimos cinco años, sin embargo, ha ocurrido un despertar y se ha virado la mirada hacia el ámbito de la historia humana. Fundamentalmente, se cuenta con trabajos como Una historia del turismo en el Perú. El Estado, los visitantes y los empresarios (1800-2000) de Armas (2018), editado en dos volúmenes por la Universidad de San Martin de Porres, que se suma a diversos artículos en revistas académicas de la región. Los recientes trabajos de Sánchez (2020) o Rice (2021), o investigaciones precedentes que, desde otras perspectivas, abordan tangencialmente aspectos históricos del turismo en el país (Fuller, 2008; Talavera, 2003). A pesar de ello, no es suficiente y existe mucho por seguir explorando. En esa medida, la mirada desde la región, a partir de escritos regionales como son las dos guías seleccionadas para el presente estudio, permiten ver cómo se fue construyendo una mirada de larga duración sobre Piura, de cara a la industria turística.

Resultados y discusión

El lento despertar de la actividad turística: un fenómeno multifactorial

Bajo la lógica económica antes evocada, la actividad turística seguía siendo una actividad aún periférica en importancia, situación semejante en todo el país, aunque en diferentes escalas (por ejemplo, en comparación con el sur andino, particularmente el caso cusqueño). De hecho, el desarrollo de este ámbito económico, en el Perú, fue un proceso gradual que concitó la participación de diversos actores. En la línea de lo explicado por Armas (2018), en muchos casos, la iniciativa de los pobladores, generalmente pertenecientes a las élites locales, fue lo que encendió el interés por las actividades de desplazamiento, probablemente influenciados por prácticas similares realizadas en otras latitudes, como el acudir a las playas y los viajes exploratorios o raids. Aunado a ello, el papel de instituciones claves como el Touring Automóvil Club y la colaboración del sector estatal, a pesar de los vaivenes políticos, permitieron el desarrollo de un turismo fundamentalmente interno, prestándole la debida atención al desarrollo de las infraestructuras de transporte, así como a la hotelera. No obstante, la industria turística se mostraba en una etapa embrionaria, mucho más en el departamento de Piura.

Para comprender este fenómeno multifactorial se consideran tres aspectos participantes: la infraestructura, los actores involucrados en su impulso, y los imaginarios que van generándose en torno a la región estudiada. Para ello, el marco cronológico en que se aborda este fenómeno se extiende desde la publicación de la primera de las Guías Touring del país, que se enfoca en el entonces departamento de Piura, y la Guía del peregrino: Piura en 1960, elaborada a raíz del Congreso Eucarístico de 1960.

Estudio del caso piurano. Factores asociados al desarrollo del turismo

La infraestructura: Infraestructura de comunicación y hotelera

La conexión con el departamento de Piura y en el interior del mismo, todavía resultaba bastante precaria, complejizándola. La principal vía de comunicación con el exterior eran los vapores que llegaban al puerto de Paita; mientras que al interior la comunicación se realizaba mediante la vía ferroviaria que unía, desde 1887, Piura y Paita (Helguero, 1928); así como Piura con la zona productiva de Catacaos. Posteriormente, a fines de la década de los años 20, se empieza con la conexión por vía aérea, mediante vuelos regulares se trasladaba pasajeros. La aviación comercial empezó con la Compañía American Grace Airways, en un vuelo procedente de Chiclayo, aunque originario de Lima. Faucett y Panagra hicieron lo propio en 1930 con servicios que conectaban Lima-Talara y Talara-Piura, así como Piura-Chiclayo y Piura-Lima. Por su parte, la segunda línea aérea permitió unir diferentes ciudades desde Lima hasta Talara (Rosas, 2004). Como recordaba un testigo de la época, en un libro basado en sus remembranzas en el contexto de 1930, al poblador de Piura «salvo ir a Lima, el resto del Perú no le interesaba como destinos de viaje; y para los que podían hacerlo, unas buenas vacaciones eran tres palabras: mar, barco y Europa como destino final» (Temple, 2009, pp. 131-132).

La infraestructura vial del espacio regional en la década del 20 se encontraba en construcción. La ley de conscripción vial de 1920 no parece jugar un papel significativo en este proceso; consiguiéndose, hacia 1923, escasos e incompletos avances en la unión de algunos tramos internos entre Catacaos, Sechura, La Muñuela, La Capilla, La Arena, Chulucanas, Tambogrande. Un panorama al que las lluvias de 1925 lo harían sumamente complejo (Rosas, 2004).

De otro lado, a las informaciones que circulaban en los diarios locales, la Guía Touring de 1928 le sumó con una difusión de mayor alcance de la realidad del departamento, clarificando aspectos como el estado de los caminos, muchos de los cuales todavía se encontraban «en explotación» (830 km), otros «en construcción» (162 km) y, finalmente, otros «en proyecto» (879 km), según lo señalado por Helguero (1928, p. 29). A este conocimiento había que añadirle los caminos públicos y particulares que permitían el desplazamiento entre las haciendas del Bajo Piura. El tránsito vial hacia el puerto de Paita, todavía no se encontraba culminado en 1928 (Figura 2), por lo que el trayecto hacia el mar, generalmente se realizaba por la vía ferroviaria que se detenía en cada hacienda, o bien, en auto, lo cual resultaba una odisea para quienes se aventuraban a lo largo de los arenosos caminos. Recién la carretera Piura-Paita, así como la Piura-Catacaos, se concluyeron en la década del 30.

Figura 2

Mapa de los caminos del departamento de Piura en 1928

Nota. Información encontrada en Pontificia Universidad Católica del Perú (2002-2016). http://repositorio.pucp.edu.pe/index/handle/123456789/172805

Una información relevante es que a partir de 1934 el Estado impone algunos impuestos (por ejemplo a la chancaca) para la construcción de caminos en la sierra piurana, como en Ayabaca (Rosas, 2004). No resultó suficiente siendo con la Ley N.° 8062, que consignó una partida de 250 000 soles del Presupuesto General de la República para la construcción del camino carretero troncal Piura-Huancabamba, así como el PiuraLambayeque y el ramal Piura-Sullana. Rosas (2004) detalla que en esta época se «petrolizaron» o asfaltaron por primera vez las carreteras (pp. 564-565), como la de Piura a Paita (1936) o la de Sullana a Talara (1939). La inclusión en el plan nacional de caminos hacia espacios destacados por su tradición, como Catacaos y Sechura, recién se realiza en 1947 (Viajando por mi tierra, 1946). El caso de la zona de explotación petrolera tenía su propia dinámica, ya que la International Petroleum Company (1952) intervino con la construcción de un camino entre Negritos y Talara.

En líneas generales, en 1928 el tránsito interdepartamental era penoso y prolongado. La carretera Panamericana, cuya idea surge en el seno de la V Conferencia de Santiago de Chile de 1923, recién une por completo Piura con el sur entre 1942 o 1943 (Armas, 2019; Rosas, 2004). Antes los viajes eran complicados, largos y peligrosos; se debía recorrer la cuesta de Ñaupe y Olmos, o atravesar el desierto de Sechura (Temple, 2009). A partir de 1959, la región se encuentra interconectada, interna e interdepartamentalmente, gracias a la carretera Panamericana, pero también por los «ramales troncales que lo interrelacionan con los diferentes centros de producción del departamento y del país» (Piura, su plan regulador, 1959, p. 14).

Para 1960 la ciudad contaba con el servicio de aviación que lo daba la Compañía Aérea Faucett (Figura 3). Sin embargo, existen registros de vuelos regulares a Piura y Talara en aviones multimotores DC-3 de 21 pasajeros, que datan desde 1946; con servicio diario de norte a sur y por el transporte aéreo militar, TAM, con dos salidas semanales (Armas, 2018). Los servicios de autos a Lima también figuran entre los medios de movilización, así como ómnibus con salidas diarias (Moscol, 1960).

Figura 3

Publicidad de la Compañía Aérea Faucett

Nota. Fotografía de la Revista de Piura (Piura, su plan regulador, 1959).

En lo que respecta a la infraestructura hotelera en la ciudad de Piura su progreso era lento, aún en la década del 50. En la Guía Touring (1928) se da cuenta de los hoteles existentes: el Colón, único que contaba con servicio de restaurant y considerado el principal de la ciudad, el Royal, el Montero y el Hospedaje Edén. En 1937 el hotel Colón mejora su servicio con su traspaso a un nuevo propietario, y se potencian aspectos como la higiene, la comodidad y un buen servicio de comedor; para ese momento el hotel contaba con 40 habitaciones (Se están introduciendo muchas mejoras en el Hotel Colón, 1937).

A pesar de ello, la oferta hotelera y de alojamiento era escasa y recaía en empresarios locales, por lo que se toma la decisión de brindar impulso estatal con la Ley N.° 8708 de 1938, durante el gobierno de Óscar Benavides, en el marco de una política pública de impulso de la actividad turística, que se inicia con la construcción del Hotel de Turistas de Piura, inaugurado en 1943 en el corazón de la ciudad. En la Figura 4 se muestra una publicación del hotel, que por tiempo prolongado estuvo en reconstrucción. El sismo acontecido en esa época dejó las estructuras afectadas del Convento y Hospital de Belén, por lo que se erigió el hotel en esta área (Elías y Vargas, 2018). El diseño del proyecto y su construcción recayó en el arquitecto Augusto Guzmán, teniendo la misma línea que el de Huánuco, como advierte Martucelli, (2014), con algunas reminiscencias neocoloniales a nivel estilístico. Después de 12 años, la capacidad hotelera del Hotel de Turistas no tuvo mayores cambios que implicaran la posibilidad de albergar más personas.

Figura 4

Hotel de Turistas. Publicidad en la Guía del peregrino (1960)

 

En 1955 se advertía en la prensa sobre un proceso migratorio y la necesidad de una ciudad capaz de satisfacer demandas más complejas, específicamente en el rubro hotelero. Gulman (1958) menciona, entre otros, al Hotel Cristina (Figura 5):

El continuo crecimiento de Piura y numerosa población flotante hace necesaria la construcción de hoteles. Pero como en tantas otras cosas, también en esta se espera todo del Gobierno, sin que la iniciativa y el capital particular, que se amontona en los bancos, improductivamente, cumplan su deber cívico. Existe un hotel de la Compañía Hotelera del Perú con pocos departamentos, y el Cristina, de propiedad particular, entre los de primera categoría; a la cabeza de los otros continúa figurando el tradicional Hotel Colón, bajo cuyo techo y con la ágil prestidigitación de Vicente Rázuri se otorgaron otrora también credenciales a senadores y diputados. (p. 22)

Figura 5

Publicidad del Hotel Cristina

Nota. Publicación en la Revista de Piura en julio de 1957, p. 3.

Espacios de interés ofertados

La Guía del peregrino: Piura en 1960 se elaboró justamente para los visitantes que llegarían, «desde los puntos más diversos y distantes del Perú y del mundo», al Sexto Congreso Eucarístico que tuvo cede en la ciudad de Piura (Moscol, 1960).

En esta guía no solo se brindó datos relativos al evento que motivó su elaboración, además se plasmó detalles e información amplia sobre la ciudad que se visitaba. El enfoque tenía una visión histórica y cultural de Piura, destacando a sus principales figuras –fundamentalmente masculinas–, como se realiza en las diferentes publicaciones de esos años. Pero, la guía carecía de espacios dedicados a mostrar las obras u objetos vinculados a la memoria del lugar, como museos o centros culturales, dicho sea de paso, bastante precarios en la ciudad, como el Museo Municipal albergado en un local empleado por la gestión edil y que, aún en 1972, esperaba el acondicionamiento definitivo de un piso para que funcione el nuevo edificio municipal; sí se consideró la cobertura de colecciones particulares, que en la guía se detallan, así como bibliotecas y monumentos (Moscol, 1960).

Tabla 1

Colecciones artísticas-patrimoniales identificadas en Piura en 1960

 

Itinerario artístico de Piura

Colección Manuel Moncloa

Pinturas de Teófilo Allan [sic], Germán Suárez Vértiz, Daniel Hernández, Blanca Bunge, N. Molina, Jorge Vinatea, Víctor Humareda, Alfredo Ruíz. Otras pinturas y esculturas. Ubicación: Av. Buenos Aires 926.

Colección Justino Ramírez

Cerámica pre-incaica e incaica, mates piuranos, monedas, objetos de piedra y bronce conmemorativos, armas antiguas, objetos auténticos de brujería, pinturas de artistas huancabambinos. Ubicación: Iglesia Cruz del Norte (en la actualidad algunos de estos bienes en Museo Vicús).

Colección Luis Ginocchio Feijóo

Óleos de Macedonio de la Torre, Sérvulo Gutiérrez, pintores contemporáneos piuranos, Reinaldo Luza, recuerdos del Gran Libertador Ramón Castilla y más de 40 ediciones de la Divina Comedia, libros del siglo XVI, XVII, XVIII y XIX (en la actualidad algunos de estos bienes se encuentran en la Biblioteca de la Universidad de Piura).

Colección Eguiguren

Huacos y biblioteca.

Nota. Información de la Guía del peregrino: Piura en 1960 (Moscol, 1960).

Además, en la Guía del peregrino: Piura en 1960 se presentan los aspectos turísticos destacables del departamento de Piura, de manera recurrente se menciona a la capital de departamento y Paita, también a Talara y a la serranía piurana, relevante en el imaginario turístico local desde fines de la década del 40. Cabe indicar que Piura tenía mucho que desarrollar aún, como se advierte en diferentes publicaciones de la época; pero el autor tiene una visión progresista y positiva al calificar al departamento «como una ciudad turísticas [sic] por excelencia» (Moscol, 1960, p. 46).

Para el turista un especial interés, aparte del conocimiento de la ciudad de Piura mismo, el viajar por la zona de la derivación del Quiroz y visitar el reservorio de los Cocos. Igualmente visitar la Ciudad de Talara y en el puerto de Paita ir a Tierra Colorada para apreciar la magnitud y auge que ha tomado en esa zona la industria pesquera. Es atracción del Turista también la ciudad de Canchaque por su bello panorama, clima y caza. Cuenta Piura con magníficas carreteras para facilitar al turista comodidad y rapidez en el viaje. Cuenta también con magníficos hoteles, como el Turistas y el Cristina plenos de confort y comodidades modernas. La caza, la pesca, sus extensos valles, sus industrias diversas, el progreso urbano de la ciudad Capital, el bello panorama de sus serranías, hacen del Departamento de Piura una ciudad turística por excelencia. (Moscol, 1960, p. 46)

Otro órgano de difusión sobre la región en esos momentos de la historia lo fue la Revista de Piura, aunque se publicaba en Lima. Este medio vio la luz desde 1949, y durante su trayectoria presentó la realidad de la región y de la ciudad –los aspectos positivos y negativos– en cada número y en la publicidad contenida. Su público objetivo no solo eran los pobladores, sino también los viajeros. Por ejemplo, en sus páginas la Compañía Faucett utilizaba su eslogan «visite Piura» acompañada de algunos elementos culturales de Piura para publicitar sus servicios (Figura 6).

Figura 6

Publicidad de Faucett aduciendo a monumentos de Piura

Nota. Publicidad en la Revista de Piura, Vol. III, núm. 7, en septiembre de 1957.

Los artículos de la revista trataban de aspectos de la historia, riquezas y personajes ilustres de la ciudad; con el transcurrir del tiempo también le dedicaron espacios a las tradiciones y otros lugares de interés como Catacaos. Se leía en sus páginas lo siguiente: «Para que el viajero llegue a Catacaos, Dios tendió sobre el páramo hirviente un sendero de brisas orillado de algarrobos y de sombras en permanente discurrir» (Donayre, 1958).

Los actores

Las actividades que fueron sentando la base de los productos turísticos regionales fueron impulsadas por diferentes actores, entre ellos, los pobladores. El recurrente turismo de sol y playa, por ejemplo, que hasta hoy resulta uno de los más ofertados de la región Piura, la iniciaron los mismos pobladores de la élite local. El caso más emblemático es el de Colán, en Paita. Y, como refiere Armas (2018), probablemente motivados por emular a la alta clase limeña y su costumbre de pasar la temporada de verano en las playas durante la época de veraneo; esto llevó a la construcción de grandes viviendas en las zonas concurridas desde el siglo XIX. El balneario de La Esmeralda, como originariamente se denominó, fue fundado en 1927 por un grupo de familias piuranas, cerca al pueblo de Colán. Según datos históricos, un grupo de excursionistas se proyectaron sobre Paita, siguiendo un camino aún arenoso, hasta la desembocadura del río Chira. En un primer momento, pensaron en la posibilidad de un proyecto de construcción de cuartos para baños, pero tras una primera construcción precaria, Emilio Hilbck Seminario, en 1926, emprendió la construcción de «una residencia veraniega, de modesto confort, con una comodidad digna de sus costumbres» (Robles, 1964, pp. 24-25). Ya, en 1927, y seguido por otras familias, se creó el balneario de La Esmeralda, comprometiéndose en la difusión del lugar y a «su engrandecimiento y prosperidad» (Robles, 1964, pp. 24-25). En la primera década se habrían constituido 14 casas (Temple, 2009, p. 122). Habría que esperar algunas décadas más para que se generalice el veraneo en otras playas del sur, como Chulliyache y Matacaballo en Sechura, hasta donde aún era complicado realizar el periplo en 1972 (Ventanas y puertas de vidrio faltan para el Museo de Piura, 1972).

Figura 7

Veraneantes en Colán

Nota. Colección privada de José Cerna Sabogal, aproximadamente es del año 1935.

De igual modo, las celebraciones locales generaron un calendario para la movilización de población al departamento, tanto local como exógena. Yen (ca. 1980) refiere que se destacan las festividades de índole religioso, como la veneración a la Virgen de las Mercedes, en Paita, donde su procesión secular se configuró en su forma moderna a inicios del siglo XX, y se difundió en medios de amplio alcance (Programa de la celebración de la Grandiosa Festividad de la Santísima Virgen de las Mercedes, 1958). También es representativa la peregrinación al Señor Cautivo de Ayabaca, que cobra mayor vigencia desde mediados del siglo XX, aunque sus orígenes parecen remitir a un sincretismo entre el mundo andino y la fe cristiana (Informe N.° 102-2013-DPI-DGPC/MC, 2013). De igual trascendencia son las conmemoraciones por Semana Santa en Catacaos, recientemente reconocida como patrimonio inmaterial del Perú por Resolución Viceministerial N.° 022-2018-VMPCIC-MC (2018), o la Fiesta de Bajada de Reyes en el poblado de Narihualá, antiguo espacio tallán, ampliamente documentada por Hocquenghem (1989). A ello se le pueden sumar aquellas asociadas a la religiosidad mágico popular, como la movilidad hacia las Huaringas (Huancabamba), difundida con más vigor desde los años 70.

Las miradas sobre lo propio, transmitidas en diferentes plataformas, como las exposiciones artísticas o los medios de comunicación de circulación departamental, van generando una imagen que busca reforzar el sentimiento de pertenencia regional y que podría motivar los desplazamientos de descubrimiento. En ese sentido, en el diario La Tribuna del Norte, de 1946, un escritor describía su periplo al interior del departamento, su viaje entre Piura-Sullana y Las Lomas:

Sueños de «idealistas románticos». La descripción del paisaje característico y agrícola, se complementa con sus precisiones sobre el poco progreso de determinadas zonas, el que se matiza con el tesón de los pobladores locales que, por ejemplo, en Las Lomas, habían organizado una «pequeña pero completa biblioteca» y una … «introducción de museo [que] completa la decoración de las dos piezas que forman el local. Dos o tres animales disecados, un estribo pesado y gastado, de algún conquistador, armas incaicas y otros diversos objetos amenizan y dan inquietud al ambiente. En lo alto del estantebiblioteca, una carta firmada por Haya de la Torre, ratifica la amplitud de horizonte y la visión segura de este hombre genial. (Viajando por mi tierra, 1946, p. 3)

No obstante, los pasos hacia la generación de las lógicas turísticas son lentas y con la participación de múltiples sectores es inconstante en el tiempo.

Los imaginarios

En la década del 30, la idea del turismo –y menos del interno– no formaba parte del imaginario común. La imagen del homo turisticus que, según Spode (2002), se va erigiendo a inicios del siglo XX y se consolida en la segunda mitad del siglo XX, sigue siendo una excepción, fundamentalmente identificable entre las familias económicamente solventes de la sociedad piurana de las primeras décadas del siglo XX. De manera que la experiencia de viajar se vivía como una forma de desplazamiento de mediano plazo, que implicaba cambiar durante algunos meses de residencia (p. ej., casa de veraneo o de otro país). En un relato, desde una mirada muy personal pero acorde al común de sus coetáneos, el escritor piurano Temple (2009) describe la imagen del viajar:

En esa época en la cual a la gente no le gustaba mucho moverse del sitio en que vivía … Además, si a alguien que tenía dinero se le ocurría hacer «turismo» (¿existía esa palabra?) eso de «conozca el Perú primero» no habría funcionado; para los que podían hacerlo, más fácil y socialmente más significativo era viajar a Europa en uno de los cómodos buques ingleses de pasajeros, e incluso en uno de los estrechos y lentos cargueros alemanes; y, en último caso, en un viaje más corto, ir a Chile en uno de los barcos de la Compañía Sudamericana. Queda entonces claro que, al piurano del 1930, salvo ir a Lima, el resto del Perú no le interesaba como destinos de viaje; y que para los que podían hacerlo, unas buenas vacaciones eran tres palabras: mar, barco y Europa como destino final. (pp. 131-132)

En diferentes medios se comparte una visión progresista de la ciudad, con la proyección de nuevos barrios, edificaciones verticales y espacios. De igual modo, hay una continua presentación de lugares comunes que se destacan como atractivos de la ciudad y de la región. Se le presta mayor atención al paisaje, concentrándose muchas veces en el costeño, donde la figura del desierto y el algarrobo son innegables y, con el transcurrir del tiempo, se amplía la mirada hacia la sierra. El escritor piurano Carnero, en 1957, escribía:

Su geografía es brasa ardiente. Su corazón es bronco y es dulce. Limita, por el norte, con la deslumbrante visión de los colores del trópico; por el sur, con el silencio abrumador del desierto, donde nace el clamor de su agro; por el este, con la poesía dulce y violenta de su sierra vibrante de coraje; por el oeste, con el infinito horizonte de un mar sin tropiezos, por donde van, vienen, con las altas olas de esperanza, las miradas buceadoras de sus hijos. (p. 36)

Ya, anteriormente, el pintor José Sabogal, en su relato de viaje a Piura, se concentró en el entorno paisajístico del desierto, los modos de vida y el patrimonio cultural encontrado, tanto el edificado como el artesanal, lo cual plasmó en el cuadro Mujer en el desierto, realizado tras su viaje y pocos años antes de morir (Cerna y Vargas, 2013).

El lugar común de la identidad piurana, descrito como la «Piura folklórica», está vinculado al Bajo Piura, en particular a la zona de Catacaos y alrededores, se refuerza gracias a los imaginarios que se van generando y que circulan en revistas, diarios, publicaciones periódicas, pero también en el registro fotográfico, incluso desde la Guía Touring de 1928, reapareciendo con fuerza en la serie fotográfica de Manuel Quiroz, de 19491950 (Figura 8), en el Informe del Viaje al Director del Instituto de Arte Peruano, realizado por José Sabogal, en 1951, así como en la Revista de Piura (Figura 9), por mencionar algunos ejemplos.

Sus tradiciones son presentadas bajo una lógica exotista, tanto para el propio como el foráneo, y como un atractivo destacable desde una mirada de exploración y descubrimiento, como también, de ocio. En 1949, Manuel Quiroz, artista plástico y fotógrafo quiteño, arriba a tierras piuranas, aunque no con el fin de asentarse definitivamente, termina permaneciendo por más de 40 años y generando series fotográficas intervenidas al óleo, tanto de personajes locales, sitios históricos y, fundamentalmente, documentando los modos de vida de la comunidad de Catacaos y Simbilá (El artista ecuatoriano Quiroz, 1950). Lo remarcable de esta producción, además, es que ella luego circuló en diferentes espacios culturales, regionales, locales e incluso nacionales, como el Museo de la Cultura Peruana, entonces bajo la dirección de Luis E. Valcárcel. Sobre esta producción, se escribe en los diarios que «no faltan los “piajenos” y los cholos y las chinas, que presentan el ambiente más típico y más cataquense posible. Luego, lo mejor, lo que atrae al turista y al visitante, la vida típica de Catacaos, dentro de La Chichería» (El artista ecuatoriano Quiroz, 1950). Esa imagen recurrente del poblador tradicional luego aparece en el relato que José Sabogal, quien quizás conoció la obra de Quiroz en el Museo de la Cultura Peruana. El artista parte de una descripción geográfica, asociada incluso a las penurias y características del trayecto, para continuar con un relato en tono histórico y patrimonialista, donde inserta su reflexión en torno al hombre en su suelo y trata de entender esta comunión continua y difícil entre ambos elementos.

Figura 8

«Un poto de claro para su sed», 1950

Nota. Foto-óleo sobre papel, 39 x 24 cm. Exposición virtual seleccionada en el marco de Arte al Bicentenario. CIPCA, 2021. https://www.cromaticobajopiura.pe/

Figura 9

Fotografía de una reunión social

Nota. Almuerzo tradicional en el Bajo Piura, tomada de la Revista de Piura, vol. 8, núm. 4. Piura, noviembre de 1961.

 

El motivo o la referencia a la ‘catacada’, también la utilizaron en la publicidad de la línea aérea Faucett, (Figura 10).

Figura 10

Catacadita en Revista de Piura

Nota. Publicación en septiembre de 1958.

Estas imágenes recurrentes del «alma piurana», en el diario El Tiempo, de abril de 1976 (p. 8) suponen descripciones de los chicheríos, las picanterías, el arte popular, la vestimenta típica (José Sabogal), prácticas que posteriormente son patrimonializadas mediante las declaratorias de patrimonio inmaterial de la nación, como es el caso de Semana Santa de Catacaos (en 2018), los chicheríos y picanterías de Piura (en 2015) o, incluso, el tejido de paja toquilla (en 2013). En la Revista de Piura se lee la reseña de Donayre (1958):

Y como Catacaos es tierra de sombreros y de chicherías, vamos en busca de una de aquellas famosas casas de la región que han dado prestigio y lustre al paisaje, a la anécdota, a la personalidad, al alma misma de este bello y rico departamento de Piura. (p. 32)

De igual manera, las precisiones sobre la dinámica de los locales donde se expendía chicha es descrita por Donayre (1958):

Traen el primer plato, «Sancocho», exquisita sopa que es algo aquí como un concentrado de carnes y vitaminas … En las chicherías, las moscas viven felices. Para ellas, todavía no ha llegado la hora crucial de los insecticidas. El «cebiche picante y áspero, viene luego orillado de mote y cancha … Y en tercer término, el «seco de chabelo» plato símbolo de la comida de Catacaos. Cecina y plátano verde en exquisita sociedad culinaria. Más claro. (p. 32)

Conclusiones

Esta primera aproximación a la historia del turismo en una región no atendida desde la perspectiva planteda, como lo es Piura, lleva a constatar, a partir de la recuperación de fuentes dispersas, la escasa o tangencial reflexión sobre la manera en que se fue construyendo el fenómeno turístico en este espacio. Por tanto, las guías de viajeros resultan ser una forma objetiva de percibir cómo se presentó esta región a los viajeros y luego a los turistas.

Las Guías Departamentales del Touring Club Peruano y Guía del peregrino: Piura en 1960 fueron elaboradas, principalmente, para brindar una imagen del departamento en el exterior, labor al que otras plataformas, como la Revista de Piura, también se sumaron, aunque sin ser ese su fin central. También coadyuvaron a generar una imagen interna los relatos que aparecieron continuamente en los diarios de circulación departamental, lo que fue favoreciendo un interés por el descubrimiento del territorio local, aprovechando los veranos, así como las festividades internas, varias de origen religioso. No obstante, en el momento señalado, el turismo seguía siendo una actividad periférica en el departamento y solo empezó a ser atendido como tal en la década de los 40, coincidentemente con el impulso dado desde el gobierno central a nivel nacional.

Si bien, tal como ocurrió en otros lugares, su impulso fue el fruto de la confluencia de factores, en el caso piurano, la balanza parece haberse inclinado del lado de las iniciativas privadas, a través de su búsqueda de espacios de disfrute solariego, la inversión en infraestructura turística y, por supuesto, por medio de los relatos de viaje o asociados a este.

Los imaginarios sobre lo visitable o lo turístico, parecen haber sido construidos o, concretados, mediante las diversas publicaciones, diarias o exprofesas, circulantes. Estos atractivos recuperados en los relatos han transitado el tiempo, de manera que siguen siendo similares, sino iguales, a los promocionados hoy en día.  De acuerdo al Plan Estratégico Regional de Turismo, Piura al 2025, los «principales atractivos turísticos visitados son playa Máncora, Catacaos y Playa Vichayito» (Ministerio de Comercio Exterior y Turismo [Mincetur], 2021, p. 73). En el caso de los viajeros categorizados dentro del segmento «Piuranos orgullosos», el retorno tiene como motivación, además del reencuentro familiar y territorial y viajar internamente para festividades, la visita de playas como Colán y el consumo gastronómico local (Mincetur, 2021, pp. 68-69). Finalmente y para precisar, es en este período donde germina lo que luego se convirtió en la oferta turística regional principal.

Conflicto de intereses

La autora no tiene conflicto de intereses.

Responsabilidad ética

Se han citado oportunamente todas las fuentes consultadas, así como las instituciones donde se recabó la información.

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Mg. Cristina Vargas Pacheco

Universidad de Piura, Perú.

Magister en Historia del Arte y el Patrimonio por la Universidad de Bordeaux 3 (Francia) y máster 1 en Museología por la École du Louvre (París). Actualmente ha culminado estudios de doctorado en Turismo en la Universidad de San Martín de Porres.

Entre sus investigaciones más recientes se encuentran las siguientes:

-    Las celebraciones por el centenario del pintor Ignacio Merino y la defensa de una de sus obras en Piura (1917).

-    Digitalizar y exponer El Tiempo de Piura: una ventana hacia el imaginario de la sociedad piurana de mediados del siglo XX.

-    Museo accesible para el turismo gerontológico en el Perú: apuntes para la construcción de un marco teórico.

-    Una historia del turismo en el Perú. El Estado, los visitantes y los empresarios (1800- 2000).

Ha publicado el libro, en coautoria, Echando raíces en suelo fértil: inmigrantes chinos en el norte del Perú (2016); además ha participado en diversos eventos académicos sobre el tema de la inmigración china.

Es miembro de la Asociación Nacional de Museólogos del Perú y la Asociación de Curadores del Perú.

Es profesora ordinaria del Departamento de Historia y Arte de la Universidad de Piura y ha impartido docencia en otras casas de estudio.

cristina.vargas@udep.edu.pe

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2997-264X

 

Este es un artículo Open Access publicado bajo la licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional. (CC-BY 4.0)

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