Tecnología social, turismo de base local y turismo de base comunitaria.

Breve debate buscando mejoras en las actividades del turismo comunitario

Social technology, local-based tourism and community-based tourism.

Brief discussion seeking improvements in community tourism activities

Thais Felipe Rosa*

Universidade Federal de São Carlos, Brasil

María Josefa Pastor-Alfonso

Universidad de Alicante, España

Luzia Sigoli Fernandes-Costa

Universidade Federal de São Carlos, Brasil

*Correspondencia: thais.feliperosa@gmail.com

Recibido: 04 de abril de 2023                                                                                                                                                                 

Aceptado: 02 de junio de 2023

 

DOI: https://doi.org/10.24265/turpatrim.2023.n20.03

 

Para citar este artículo

Felipe Rosa, T., Pastor-Alfonso, M., & Fernandes-Costa, L. (2023). Tecnología social, turismo de base local y turismo de base comunitaria. Breve debate buscando mejoras en las actividades del turismo comunitario. Turismo Y Patrimonio, (20), 47-62. https://doi.org/10.24265/turpatrim.2023.n20.03

Resumen

 

Se analiza la similitud entre los conceptos vertidos por diversos autores sobre las teorías de la tecnología social (TS), el turismo de base local (TBL) y el turismo de base comunitaria (TBC), con el fin de lograr un fundamento a partir del cual puedan generarse nuevas visiones para reforzar el desarrollo local de las diversas comunidades dedicadas a la actividad turística, mediante un modelo socioambiental diferente de los realizados con el turismo masivo. Se presenta parte de la revisión literaria utilizada en la investigación del doble doctorado1, tomando como base las referencias teóricas mencionadas. En el análisis y las conclusiones se demuestra la necesidad de realizar más diálogos, aproximaciones e intercambios entre estos campos del conocimiento, tanto en la teoría como en la práctica; de esta forma se pueden tomar acciones que impliquen la inclusión social de la población menos favorecida, por medio de actividades turísticas lógicas, beneficiosas y sostenibles.

Palabras clave: tecnología social, turismo de base local, turismo de base comunitaria, empoderamiento social, bienestar social.

 

1 Doble doctorado que surge del convenio de cotutela internacional entre las Universidades Federal de São Carlos, Brasil y la Universidad de Alicante, España.

 

 

 

Abstract

The similarity that exists between the concepts expressed by various authors on the theories of social technology (TS), local-based tourism (TBL) and community-based tourism (TBC) is analyzed in order to achieve a foundation from which new visions can be generated to reinforce the local development of the various communities dedicated to tourism, through a different socio-environmental model from those carried out with mass tourism. Part of the literature review used in the research of the double doctorate is presented, based on the aforementioned theoretical references. The analysis and conclusions demonstrate the need to carry out further dialogues, approximations and exchanges between these fields of knowledge, both in theory and in practice; thus, actions can be taken that imply the social inclusion of the less favored population, through logical, beneficial and sustainable tourist activities.

Keywords: social technology, local-based tourism, community-based tourism, social empowerment, social welfare.

 

 

Introducción

Actualmente resulta imprescindible y urgente pensar y planificar nuevas políticas públicas de desarrollo del territorio que sean solidarias, humanas y sostenibles, que busquen la disminución de la desigualdad social, así como la inclusión social de las comunidades locales que quedan marginadas y no logran ser incluidas en la economía formal. De este modo, la creación y la discusión de nuevas teorías y acciones más humanas, sostenibles y solidarias son cuestiones y retos discutidos no solo por los países periféricos, sino también por los países con alto nivel de desarrollo. En este ensayo el objetivo es mostrar algunos planteamientos teóricos que sirvan de base en la defensa de estos temas, los mismos que, siendo de áreas distintas –todavía– muestran proximidades en los contenidos. Los marcos referenciales a tratar son la tecnología social, el turismo de base local y el turismo de base comunitaria.

Es importante aclarar el contexto en el que se realiza este estudio, justo en el periodo que se inicia la pandemia por COVID-19; en un escenario que llegó a considerarse una cuestión de «ciudadanía planetaria» (Irving et al., 2020, p. 75). Estas circunstancias, de la crisis sanitaria, tuvo efectos tanto en los países que están en vías de desarrollo como en países considerados desarrollados. Al respecto, Irving et al. (2020) establecen la insostenibilidad de los modos de vida de la sociedad contemporánea, así como la importancia y gravedad del tema, motivo por lo cual consideran es preciso buscar soluciones mediante la discusión y el análisis.

De esta manera, el planteamiento de un turismo más sostenible, más responsable, que sea desarrollado por la comunidad local, valorizando su cultura, su identidad, sus costumbres y su territorio, está vinculado con el tema de la búsqueda para lograr una tecnología más social y ambientalmente sostenible; explicación que se brinda en este trabajo.

Así, todo lo que pasa en el planeta es resultado de la forma de vivir de las sociedades actuales; incluso las pandemias, el calentamiento global, la pérdida de la biodiversidad, la expansión agrícola, el comercio, el consumo de animales silvestres, los patrones insostenibles de producción y consumo, entre otros problemas ambientales y sociales que existen en la actualidad (Irving et al., 2020).

De acuerdo a lo señalado, se han seleccionado diversos autores cuyas posturas son de reflexión y defensa de cuestiones que son fundamentales. Por tanto, se presentan algunas teorías y conceptos que empezaron a ser discutidos desde finales del siglo XX y siguen hasta la actualidad en diversos textos de intelectuales de instituciones públicas o privadas, de enseñanza e investigación en distintos países. Son académicos que buscan mejorar la situación de la sociedad civil como un todo, explorando transformaciones sociales y económicas, basadas en conocimientos, tecnologías y servicios, que sean sostenibles, solidarios y respetuosos con el territorio, el patrimonio cultural y natural de cada localidad, para que exista una conservación y uso de los espacios garantizando mejorías, no solo económicas, sino también de calidad de vida.

El primer tema abordado es el de la tecnología social con argumentos discutidos por investigadores que trabajan en el campo de la sociología de la ciencia, con la tecnología y la sociedad, que tienen un sesgo crítico y un planteamiento interdisciplinario en cuanto a la comprensión del fenómeno de la ciencia y la tecnología, pensando en la sociedad, la problemática ambiental y la social.

El segundo y tercer tema corresponde a los teóricos del campo de la antropología y la sociología del turismo, que defienden una forma de realizar un turismo más responsable con la conservación de la naturaleza y de la cultura, tal y como se propone en el turismo de base local y el turismo de base comunitaria; ambos buscan generar actividades y organizaciones endógenas de un turismo que sea más responsable con los pobladores del lugar, su patrimonio cultural y natural.

Dentro del campo de la sociología de la ciencia, tecnología y sociedad, el concepto de tecnología social comprende resolver problemas sociales y ambientales mediante la adopción de políticas públicas orientadas a construir una realidad y un futuro mejor (Dagnino et al., 2004).

El término tecnología que, usualmente es definido como la aplicación de la ciencia realizada solo por expertos, parte de los intereses de las empresas que pretenden producir bienes y servicios con la finalidad de lograr un lucro para los involucrados. Además, esa forma de actuar no es neutra, tiene valores y principios basados en los intereses de los grupos de instituciones que están diseñando y planificando determinada tecnología (Dagnino, 2004; Thomas, 2009).

Para Thomas (2009) las tecnologías son construcciones sociales, de la misma manera que las sociedades son construcciones tecnológicas y, por tanto, la dimensión tecnológica debe tomarse en cuenta cuando se planean soluciones para los problemas económicos, sociales y ambientales.

Desde la tecnología convencional no hay preocupación hacia el trabajador, sino una constante búsqueda por sustituir a los trabajadores humanos por máquinas. Está segmentada porque impide que los trabajadores tengan el control total sobre lo que están produciendo, también es alienante, ya que no permite que ellos sean creativos; es jerárquica una vez que pertenece a una propiedad privada de los medios de producción que controlan el trabajo; y tiene como reto la productividad máxima, aunque genere efectos negativos entre los empleados. Esta tipología de tecnología convencional, que defiende la lógica del mercado y la búsqueda de altos ingresos, aún es realizada por los países llamados desarrollados y también es utilizada en los países que no lo son (Dagnino, 2004).

A diferencia de esa tecnología convencional, la tecnología social, conforme Dagnino (2004), tiene como reto ser realizada por pequeños productores locales y consumidores de bajo poder económico; no existe una relación de control, una jerarquía y una dominación, todos los trabajadores están incluidos en todas las partes del proceso; hay un incentivo a la creatividad; es realizado en pequeñas empresas solidarias, cooperativas populares, entre otras.

Vale resaltar, además, que la tecnología puede ser un «espacio de lucha social», apreciándose la selección de tecnologías por medio de influencias y fuerzas sociales, políticas, económicas dentro del capitalismo; y también que «el desarrollo tecnológico está delimitado por hábitos culturales arraigados en la economía, la ideología, la religión y la tradición», según lo expresan Dagnino et al. (2004, p. 32).

El presente estudio busca aproximar la teoría de las tecnologías sociales a las teorías del turismo de base local y del turismo de base comunitaria porque, para las tres, las formas de organización del turismo presuponen la existencia de un interés endógeno en comunidades involucradas, que buscan actividades que puedan desarrollarse de modo sostenible.

De acuerdo a Ruiz-Ballesteros (2021), el turismo convencional es una actividad económica global basada en la lógica capitalista, que no tiene límites, con un gran potencial de convertir todo a su alrededor en una oferta o demanda turística. Existe un tipo de turismo convencional, que es planificado pretendiendo solamente los beneficios económicos, y que puede ser comparado con la actividad extractivista, que explora el territorio hasta agotar todos sus recursos y luego pasar a otra región. El turismo convencional es un tipo de turismo inconveniente, que no piensa en la lógica socioambiental.

Como contrapartida a la tipología de turismo convencional, surge el turismo de base local, que engloba todo tipo de turismo que sea una alternativa al turismo masivo, y que tenga un proyecto y una iniciativa endógena de protección al territorio, partiendo desde la sociedad civil o desde el ayuntamiento. El turismo de base local se da en toda América Latina y también en otros lugares, como en las zonas rurales europeas en las que, mediante los ayuntamientos y las propiedades individuales o familiares, se busca soluciones a las crisis económicas y la despoblación rural. Siendo así, el turismo de base local es una actividad recomendada en las políticas públicas, en organizaciones no gubernamentales, en organismos internacionales, y solicitada por la propia sociedad civil (Ruiz- Ballesteros, 2021).

En la misma línea de objetivos se encuentra el turismo de base comunitaria, que es una manifestación y una nueva posibilidad de plantear y desarrollar el turismo desde una base endógena, en la que las propias comunidades locales organizan y planifican el turismo en su territorio, buscando calidad de vida y oportunidades de salir de la vulnerabilidad social por medio de esta tipología de turismo más sostenible y responsable con los miembros locales (Bartholo et al., 2009).

Como parte de una investigación más amplia (de doble tesis doctoral de la investigadora), se analiza esta teoría, que establece la base para la observación y desarrollo de la práctica empírica que se está llevando a cabo en Ilha das Couves en Ubatuba, SP (Brasil), en una investigación cualitativa vinculada a comunidades pesqueras y turismo en el siglo XXI.

De manera que, en la primera sección de este documento, se presentan conceptos de tecnología social, en la segunda sección se trabaja sobre el turismo de base local y en la tercera sección se llega al sentido del turismo de base comunitaria. Al final se realiza un análisis sobre la relación de los temas expuestos; por último, se presentan las consideraciones finales.

¿Qué es la tecnología social (TS)?

A finales del siglo XIX, con Mahatma Gandhi como dirigente del movimiento independentista de la India, ya eran defendidas políticas públicas y científicas para colaborar con el mejoramiento de la calidad de vida de la población local; a partir del uso del hilado manual y la elaboración de artesanías tradicionales se pensó en el empleo de la investigación científica y las nuevas tecnologías para resolver los problemas sociales del contexto de la comunidad local. Mucho después, en la década de 1970, el economista alemán Schumacker, se hizo conocido como el primer defensor de la tecnología apropiada (Dagnino et al., 2004). Esta, es una teoría que surge como una forma de asegurar que los pueblos minoritarios tengan acceso a sus propias tecnologías tradicionales, las que podrían utilizar para obtener una mayor conciencia política y empoderamiento de su comunidad.

Posteriormente, en la visión de la teoría crítica de la tecnología, que parte del libro Critical Theory of Technology, publicado en 1991 por el filósofo Andrew Feenberg, se reconoce la tecnología como eficiente, condicionada por diferentes valores que son controlados y diseñados por los seres humanos. Teniendo como principal desafío crear instituciones apropiadas que controlen la tecnología de una manera más democrática (Feenberg, 1999).

Un argumento que fue creciendo, y a partir del año 2000 llegó a Brasil con la creación del concepto de tecnología social, que tiene preceptos diferentes a los que defiende la tecnología convencional, que no está diseñada para la realidad de los países más pobres e incluso acrecienta los problemas sociales y ambientales (Dagnino et al., 2004).

Y es que, la tecnología social, como lo plantea Dagnino (2002), es un proceso de construcción social y política que debe ser pensado a partir de la realidad de un espacio dado y la interacción entre actores locales, utilizando el proceso de adaptación del enfoque sociotécnico para insertar este conocimiento científico y tecnológico en espacios y economías donde antes no tendrían acceso, no solo pensando en el tema económico y técnico, sino también en la parte social y ambiental. De acuerdo con el investigador brasileño Dagnino (2002) la tecnología social es una forma de aplicación de la ciencia diferente a la habitual, se desarrolla en la interacción con la comunidad y se orienta hacia la transformación social.

Más aún, la tecnología social trajo avances a la teoría del desarrollo económico y tiene como objetivo mejorar los resultados obtenidos en la tecnología convencional, por lo que también fue considerada como una tecnología popular, alternativa, utópica, no violenta, humana, del pueblo, para el pueblo, democrática, libertaria, de bajo costo, entre otros nombres, que mostraban una preocupación por solucionar los problemas económicos, ambientales, sociales y políticos de los países periféricos (Brandão, 2001).

Otra posición es la del investigador argentino Thomas (2009), quien considera que la tecnología social debe ser tratada de manera proporcional a las demás tecnologías, al asumir que todas las tecnologías son sociales, incluso las tecnologías convencionales que están orientadas a obtener el lucro. Así que las tecnologías sociales se preocupan de la inclusión social y la resolución de problemas sociales y ambientales, y por ser tecnologías relacionadas con las demás, también pueden ser incorporadas al mercado, teniendo relaciones comerciales, de precios, e incluso beneficio lucrativo, teniendo en cuenta la construcción del conocimiento y saberes anteriores de los actores locales.

Según Thomas (2009) la tecnología social también empezó a ser considerada como una innovación social por poseer los objetivos de solucionar los problemas socioeconómicos de una región, creando servicios y alternativas tecnoproductivas en determinadas comunidades que viven en situaciones de extrema pobreza. Como ejemplo de estas tecnologías sociales están los reactores de biomasa, los sistemas energéticos de bajo costo, las técnicas de construcción de viviendas sociales, los sistemas de cultivo agroecológico y los proyectos educativos de gran alcance de la población local.

Sobre innovación social, Dagnino et al. (2004) señalan que se aproxima a la tecnología social porque ambos tienen el ideal de que la innovación nace primero de la interacción entre sujetos locales o de una organización local, que se unen por diferentes intereses para pensar en desarrollar y construir conocimiento, un producto o un nuevo servicio que tiene como objetivo solucionar una situación en beneficio y uso del colectivo.

Por ello, Thomas (2012), establece que la tecnología social es un modo de diseño, desarrollo, implementación y gestión de la tecnología realizados y construidos de modo participativo y colectivo, con la toma de decisión de los diversos actores sociales para resolver problemas sociales y ambientales que tienen en su territorio; trayendo desarrollo sostenible y acceso igualitario a los bienes y los servicios de toda la población.

La Tecnología Social alcanza un amplio abanico de producciones de tecnologías de producto, proceso y organización: alimentos, vivienda, energía, agua potable, transporte, comunicaciones, entre otras. Los actores fundamentales de los procesos de desarrollo de Tecnologías Sociales en la región son: movimientos sociales, cooperativas populares, ONGs, unidades públicas de I+D, divisiones gubernamentales y organismos descentralizados, empresas públicas (y, en menor medida, empresas privadas). (Thomas, 2012, p. 3)

La tecnología social, entonces, se diferencia de la tecnología convencional porque requiere de una amplia participación, autogestión y negociación democrática entre los grupos sociales relevantes. Consigue que los involucrados que tengan diferentes puntos de vista, en un momento lleguen a un acuerdo para estabilizar y tomar una decisión sobre cierto artefacto tecnológico que les servirá (Bijker, 1997).

Conforme a Dagnino et al., la tecnología social solo existirá si los actores interesados en usarla realmente construyen algo juntos:

O que existe na verdade é um processo de inovação interativo em que o ator diretamente envolvido com essa função inovativa contém (ou conhece) ao mesmo tempo, por assim dizer, tanto a «oferta» como a «demanda» de tecnologia. Portanto, a inovação tecnológica –e por extensão a TS– não pode ser pensada como algo que é feito num lugar e utilizado em outro, mas como um processo desenvolvido no lugar onde essa tecnologia vai ser utilizada, pelos atores que vão utilizá-la. (2004, p. 43)

Es decir, para que realmente exista una tecnología social se necesita una agenda política, científica y tecnológica; además, los actores interesados deben ser agentes activos en el proceso de construcción sociotécnica, generando un artefacto tecnológico que satisfaga sus necesidades y expectativas (Dagnino et al., 2004).

Mediante la observación empírica como punto de partida en la investigación, Dagnino et al. (2004), plantean que se puede seguir a los grupos sociales más importantes dentro del contexto que se pretende investigar, para ver cómo se unen en la creación de un producto, conocimiento o servicio en particular, con el fin de analizar qué es la tecnología socialmente construida.

A propósito, la tecnología social comenzó a ser discutida con mayor fundamento insertando el enfoque de «adecuación sociotécnica», como lo establecen Dagnino et al. (2004), que propone el inicio del proceso de creación y elaboración de un conocimiento, producto o servicio a partir de la observación empírica de la situación de cada lugar específico y de las dinámicas existentes en la sociedad, entre los actores y la red en la que se encuentran.

Thomas (2012) conceptualiza la adecuación sociotécnica:

Proceso auto-organizado e interactivo de integración de un conocimiento, artefacto o sistema tecnológico en una dinámica o trayectoria sociotécnica, socio-históricamente situada. Estos procesos integran diferentes fenómenos socio-técnicos: relaciones-problema-solución, dinámicas de co-construcción … Así el funcionamiento/no-funcionamiento de una Tecnología Social deviene del sentido construido en estos procesos auto-organizados de adecuación/ inadecuación sociotécnica. (p. 18)

Los procesos de producción, diseño, construcción, implementación, evaluación y resignificación de la utilidad y el funcionamiento de las tecnologías sociales deben incluir diferentes grupos sociales relevantes. Es importante resaltar que la adecuación sociotécnica sirve para ajustar los procesos al contexto siempre que sean necesarios los cambios y transformaciones. Así lo entiende Thomas (2012) al señalar que «no existen tecnologías sociales de validez universal. De hecho, todas las tecnologías son objeto de procesos de testeo, transformación y ajuste a condiciones de uso. La utilidad de las Tecnologías Sociales es socio-técnicamente construida» (p. 17).

Las tecnologías sociales son útiles porque además de resolver un problema social y ambiental, generan un cambio tecnológico y la inclusión social. La adecuación sociotécnica de las tecnologías, permite que los usuarios se apropien de las mismas y apoyen en su funcionamiento. Esas tecnologías sociales serán adaptadas a los cambios sociales, políticos, económicos y culturales; pero, además, «constituyen una base material de afirmaciones y sanciones destinada a promover el desarrollo socio-económico y sustentar procesos de democratización» (Thomas, 2012, p. 19).

Por su parte, Dagnino (2019) considera que la adecuación sociotécnica es una construcción social realizada por el colectivo de trabajadores y actores sociales que van a diseñar y rediseñar el producto o servicio que pretenden crear, sobre la base de valores e intereses alternativos, con  preceptos de pluralidad y control democrático interno, como los emprendimientos solidarios, que defienden una  expansión cognitiva y económica sustentable, generación del trabajo e ingresos que se sostienen por medios colectivos de producción, en autogestión y en solidaridad. Así que es importante que la acción cognitiva parta de un grupo de actores que son los propietarios colectivos de los medios de producción y en el que exista un acuerdo social.

Cuando la tecnología social obtiene un buen desempeño es porque la construcción de procesos de autoorganización se ha dado por medio de la adecuación sociotécnica (Thomas, 2012).

[La adecuación sociotécnica es un] proceso auto-organizado e interactivo de integración de un conocimiento, artefacto o sistema tecnológico en una dinámica o trayectoria sociotécnica, sociohistóricamente situada. Estos procesos integran diferentes fenómenos socio-técnicos: relacionesproblema-solución, dinámicas de co-construcción, path dependence, resignificación, estilos tecnológicos. (Thomas, 2012, p. 17)

En este sentido, para Thomas (2012, p. 17) la función de un artefacto o conocimiento tecnológico puede ser encontrada tanto en el diseño de un artefacto como en los procesos que dan un nuevo sentido a «las tecnologías en las que participan diferentes grupos sociales relevantes (usuarios, beneficiarios, funcionarios públicos, integrantes de ONG)». El criterio principal de la tecnología social es el uso de la adecuación sociotécnica basada en cada problema social y ambiental que pretenden solucionar en determinado sitio, así que cada lugar va a construir y transformar su propia tecnología, ajustada a su realidad y de manera democrática.

En buena cuenta, la tecnología social es un derecho ciudadano que permite «diseñar, desarrollar, producir, implementar, gestionar y evaluar la matriz material de nuestro futuro», refiere Thomas (2012, p. 34). Vale resaltar que las tecnologías no son neutrales, y deben ser un tema central fundamental para que exista democracia y ciudadanía; las decisiones, como lo determina Thomas (2012, p. 34), no solo deben ser tomadas por «expertos»; por ello, termina siendo un tema central para que exista una vida democrática.

El destino de nuestras sociedades, la estabilización y profundización de nuestras democracias, la ampliación del espacio público, la producción de los bienes públicos y la construcción del futuro de la región dependen, probablemente, de la adecuada concepción de estrategias de desarrollo basadas en la aplicación de Tecnologías Sociales. No como una forma de minimizar los efectos de la exclusión de los pobres. Sino como una forma de viabilizar la inclusión de todos en un futuro posible. (Thomas, 2012, p. 35)

De esta manera, la tecnología social es el camino a seguir para alcanzar una sociedad más solidaria, más participativa; precisamente, con formación de ciudadanos participativos, empoderados, incluidos en la toma de decisiones, que tengan igual acceso a los bienes y servicios y a la educación; que el consumo sea más modesto y que no haya una dependencia económica y tecnológica (Dias, 2013).

A continuación, la aproximación de la teoría expuesta hasta aquí, con los conceptos argumentados desde metodologías vinculadas al desarrollo turístico, insertas en el turismo de base local y el turismo de base comunitaria, aplicadas en lugares en los que el turismo forma parte del desarrollo local.

¿Qué es el turismo de base local (TBL)?

La denominación de turismo de base local es una versión más amplia que la expresión turismo de base comunitaria porque puede ser realizado en un lugar que no «tenga un sistema social tan articulado como se presupone que es la comunidad», como lo propone Ruiz-Ballesteros (2021, p. 11), e incluye todas las versiones de turismo que sean alternativas al turismo convencional, como por ejemplo: el turismo rural, el turismo comunitario, el ecoturismo, que incluyan los principios y características que busquen un desarrollo más social y ambientalmente responsable. Según Ruiz-Ballesteros (2021) supone una organización endógena, una acción colectiva que puede ser realizada por una comunidad indígena o por una propiedad rural familiar que tenga el interés de desarrollar esta tipología de turismo más sostenible.

El turismo de base local es una modalidad turística diferente de las demás tipologías de turismo, porque posee principios como el empoderamiento de la sociedad local, en el cual el proceso parte de la comunidad hacia los participantes externos, generando efectos socioeconómicos, el desarrollo local de modo sostenible cultural y ambiental, además de ofrecer el conocimiento y aproximación a un turismo realizado por la propia comunidad (Ruiz-Ballesteros, 2021).

Al, respecto Escalera-Reyes y Ruiz-Ballesteros (2011) coinciden en que el turismo de base local debe tener en cuenta una preocupación sobre el bienestar y la calidad de vida humana para que la comunidad siga existiendo; mientras que haya transformaciones y cambios socioculturales debe conservarse de modo creativo el lugar, buscando los efectos deseables para la comunidad.

En esa línea, Ruiz-Ballesteros (2021) plantea que el turismo de base local tiene los siguientes objetivos: (1) los recursos deben ser controlados y de propiedad de los locales; (2) la actividad turística, la propiedad y los recursos deben ser planificados y gestionados de modo colectivo por la población local; (3) el control del lugar, la distribución de las actividades y de los beneficios, son repartidos entre la comunidad; (4) la actividad turística no es la única economía del lugar; es un complemento al ingreso de los residentes; (5) vincular los intereses y la acción colectiva de la comunidad en su conjunto, con la mejora de la economía local.

Debe tenerse en consideración que los territorios, el entorno físico-bio-socio-cultural y los propios seres humanos son dinámicos y el turismo de base local es una herramienta para hacer que las comunidades se reúnan y construyan algo en común, tal como lo sostiene Ruiz-Ballesteros (2021); sin eso no existirá el turismo de base local.

El turismo de base local no es un fin en sí mismo es un medio para procurar el desarrollo local y la sostenibilidad socio-ambiental … es una actividad que habilite la sociedad local para encarar el cambio, de ahí la importancia que puede tener su efecto sobre la construcción de comunidad … la actividad turística colectiva construye comunidad y la comunidad –como sistema social– hace posible este modelo de organización de la actividad turística. (Ruiz-Ballesteros, 2021, pp. 16-17)

El turismo de base local, según de Ruiz-Ballesteros (2021), debe ser analizado y evaluado para verificar si es realmente una forma alternativa de organizar la actividad turística basada en un modelo socioambiental diferente, además debe tener como objetivo la búsqueda de la conservación dinámica, sostenible y creativa a los sistemas socioecológicos y socioculturales. Los cambios y las transformaciones son comunes en todo territorio, lo importante es que los socioecosistemas sean resilientes, es decir, sigan siendo lo que son, manteniéndose sus costumbres, su modo de vivir, con calidad de vida y bienestar, conservando el patrimonio natural y cultural. El turismo de base local debe ayudar en la construcción de una idea de lo colectivo, de lo común, y en la formación de una comunidad más empoderada que valore su identidad y cultura.

Por lo tanto, los protagonistas de la resiliencia son los humanos que van a formar un socioecosistema; (Ruiz-Ballesteros, 2021, p. 15), es «un territorio delimitado en el que interactúan elementos físicos, biológicos, sociales y culturales». En la evaluación del turismo de base local, en su dimensión social, se debe analizar cómo este puede colaborar para que haya una cohesión, una construcción de comunidad y una acción colectiva para la organización del turismo.

La comunidad es la forma más consistente en la que los humanos se articulan a partir de la acción colectiva en un contexto de intercambio/reciprocidad … En el contexto de TBL, turismo y comunidad son dimensiones inextricables. Sin el marco de una comunidad –acción colectiva y relaciones de reciprocidad– es muy improbable otra forma de turismo distinto al convencional. En este sentido, comunidad y turismo son dimensiones que expresan una relación recursiva, de mutua afección a distintos niveles: la agencia comunitaria es la clave para propiciar otra forma de turismo; y, al mismo tiempo, el desarrollo turístico es un contexto estratégico para construir/ mantener comunidad. (Ruiz-Ballesteros, 2021, pp. 20-21)

¿Qué es el turismo de base comunitaria?

Desde 1970 el turismo en América Latina ha sido considerado una actividad que genera oportunidades beneficiosas para la reducción de la pobreza económica, pero también trae daños cuando no se planifica en interés de la comunidad local. En consecuencia, surgieron numerosos movimientos sociales y acciones colectivas entre comunidades campesinas e indígenas para asegurar que sus derechos sociales y ambientales, sus territorios y cultura se mantuviesen preservados frente a actividades turísticas alternativas a las convencionales (Moraes et al., 2018).

El turismo de base comunitaria comenzó a ser desarrollado en la década de 1980 en América Latina por comunidades indígenas y rurales ubicadas en los Andes, abarcando posteriormente varias comunidades de México, Costa Rica, Ecuador, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y Chile (Maldonado, 2009).

Específicamente, en Brasil, el turismo de base comunitaria se desarrolla desde la década del 2000, siendo un turismo preocupado por los elementos humanos, naturales y de infraestructura del lugar, en el que la población local es directamente responsable del desarrollo, expansión y administración de la actividad turística (Fabrino, 2013).

En el año 2001 fue creada la Red de Turismo Rural Comunitario Sostenible de América Latina (REDTURS), en la que los representantes de las organizaciones comunitarias se agrupan para difundir, debatir e informar sobre este tipo de turismo (Maldonado, 2009). En 2023 son 18 los países latinoamericanos que forman parte de REDTURS, se suman México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, Guayanas, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile (REDTURS, 2023). La mayoría de las comunidades están intentando sobrevivir a la globalización, y el turismo comunitario es un medio para que las comunidades locales logren mejorar su calidad de vida, saliendo de la pobreza, de la marginación, y de esta manera puedan tener mayor acceso a la educación, formación profesional, mejoras en los servicios básicos de salud, en los medios de transporte, infraestructura para vivir y recibir al turista (Maldonado, 2009).

Moraes et al. (2018) plantean que el turismo de base comunitaria actuando en red en América Latina es sinónimo de resistencia al turismo común y estandarizado, que suele ser exclusivo, violento, lo que impacta negativamente en la conservación de la cultura y la naturaleza local. Se convierte en resistencia frente a las grandes empresas hoteleras e inmobiliarias, al uso excesivo de la agricultura, y contribuye a la inclusión de los jóvenes en las actividades turísticas locales, brindando oportunidades sin salir del campo, además de promover políticas públicas para el desarrollo de la comunidad en diversos colectivos de varios países. Todo ello planificado y articulado por los propios actores locales.

Para que el turismo comunitario se materialice, los protagonistas sociales de los lugares visitados deben ser los sujetos protagonistas de toda la actividad y no solo una parte del proceso (Irving, 2009). Es decir, el turismo de base comunitaria solo existe porque hay una articulación, organización y trabajo en colectivo de determinado grupo social actuando para que esto ocurra.

En el turismo de base comunitaria, normalmente, las poblaciones tradicionales son los empresarios del negocio local, que organizan y planifican el turismo de acuerdo con los intereses de la comunidad. Las decisiones las toma el colectivo de forma democrática, a través del diálogo y los beneficios son compartidos por todos (Gómez et al., 2015).

Además, el turismo de base comunitaria cuenta con un modelo de gestión orientado a la participación, inclusión y diálogo entre los actores involucrados (Moraes et al., 2020). Vale acotar, se planifica la actividad turística de forma más respetuosa con los residentes y la naturaleza, yendo en contra del modelo hegemónico global de realizar turismo masivo. Es de destacar que existe una preocupación por no definir el turismo de base comunitaria, de manera reducida, como otra oportunidad de negocio y generación de ingresos, pensando solo en el tema de marketing.

Más aún, según Bartholo et al. (2009), el turismo de base comunitaria es diferente de las demás tipologías de turismo, porque se basa en la lucha por los intereses del grupo local, por la conservación de la biodiversidad, por la tenencia de la tierra, por valorar sus culturas y derechos.

No obstante, el turismo de base comunitaria tiene múltiples versiones, no es algo formateado, es un movimiento que está en construcción y reconstrucción, y no puede ser considerado como una tipología o segmento, ni como una alternativa al turismo, debe analizarse de manera más amplia, para comprobar cómo varía, de acuerdo a cada grupo comunitario que realiza su turismo según las necesidades e intereses de cada localidad (Moraes et al., 2020).

Además de ser una alternativa frente al turismo convencional, el turismo de base comunitaria es una acción política y una resistencia territorial, de tal manera que el pueblo local asume la misión de exponer su espacio e incorporación en el mundo (Burgos y Mertens, 2016). De esta manera, los miembros de una comunidad trabajan juntos y de modo colaborativo, las gestiones compartidas entre las comunidades necesitan ser incluyentes y horizontales, ellos comparten soluciones para los problemas organizacionales y operativos en el desarrollo turístico.

Análisis y discusión

Se realiza un ejercicio de comparación entre las teorías: tecnología social, turismo de base local y turismo de base comunitaria; por ello, en la Tabla 1, la aproximación consiste en presentar las diferencias y similitudes entre estas teorías y sus conceptos.

Tabla 1

Aproximación entre los conceptos de tecnología social, turismo de base local y turismo de base comunitaria

 

Nota. Conceptos de Dagnino, 2002, 2003, 2004, 2019; Burgos y Mertens, 2016; Ruiz-Ballesteros, 2021; Bartholo et al., 2009; Dias, 2013; Thomas, 2009, 2012; Fabrino, 2013; Moraes et al., 2018, 2020; Fabrino 2013.

 

Es verificable, en la contrastación presentada, que las teorías y conceptos, aunque se gesten en áreas diversas de saberes, acaban vinculándose entre sí y demuestran preocupación por llevar a cabo una actividad económica más social, democrática y sustentable, decidida por la propia sociedad civil, sea cual sea su origen.

La principal diferencia es que en el turismo de base local no es necesario tener una comunidad local consolidada y fortalecida para que se tenga el interés de realizar un proyecto turístico basado en el turismo de base local. La iniciativa puede surgir de una sola familia que tenga una propiedad rural y que desee solucionar el problema económico y social, en el que se encuentra, por medio de la implantación de un turismo más sostenible. El turismo de base local incluye tanto a los actores de países ricos como a los de países pobres. Los interesados buscan apoyo del ayuntamiento o de otras instituciones, inclusive de otras familias rurales que estén pasando por el mismo problema, así pueden empezar a crear este sentido común, construyéndose, de esta forma, una idea de comunidad.

El turismo de base comunitaria requiere que se involucre gran parte de la comunidad en la organización, y la mayoría de las personas que participan en esta tipología turística son de los pueblos originarios o de las comunidades periféricas, como en las favelas de Río de Janeiro.

 En ambas tipologías, tanto en el turismo de base local como en el turismo de base comunitaria, se confirma que, si se encuentra toda la comunidad involucrada de una u otra forma en la organización, antes o después, los participantes buscan apoyo de actores externos para obtener un fortalecimiento de las redes, conocer otros colectivos, compartir otras experiencias para que el aprendizaje sea mayor. Así, los involucrados pasan a comprender la importancia de unirse por un objetivo común, de interés colectivo, por más que tengan divergencias en su vida cotidiana.

Finalmente, las teorías de turismo de base local y de turismo de base comunitaria son muy similares a la teoría de la tecnología social en cuanto a la defensa de su territorio, la mejora de la economía local, el bienestar y la calidad de vida. En las tres opciones desarrolladas, se buscan proyectos, se generan productos y se trabaja desde el conocimiento del terreno, esto debido a que una parte amplia de los quehaceres depende de la autogestión de los habitantes del lugar, que buscan responsabilidad ante los turistas en el ámbito social y el ambiental.

Consideraciones finales

Se entrega una discusión preliminar sobre la importancia de analizar y ampliar el conocimiento sobre la tecnología social, el turismo de base local y el turismo de base comunitaria. Asimismo, se presentan diversas teorías de países que ya debatían, desde hace años, la importancia de pensar en la solución de los problemas sociales y ambientales con medios inclusivos para todas las personas. Con la globalización, que domina desde hace décadas y a partir de la declaración de emergencia sanitaria a nivel mundial por la COVID-19, recientemente levantada, queda muy claro que los seres humanos estamos conectados. Esta pandemia se convirtió en una cuestión mundial primordial para ser atendida, se hizo urgente plantear otros modos de generar economía, tecnología, productos, servicios y conocimientos. Por tanto, se requiere cada vez más acciones sociales, democráticas, solidarias y sostenibles, que incluyan en lugar de excluir. Este debate bibliográfico demuestra que se hace necesario vincular los numerosos saberes académicos con los diversos saberes tradicionales, creando redes locales, nacionales e internacionales, para que sea posible trabajar, ampliar y conocer los contextos y realidades de otros lugares, con el fin de verificar que, por grandes que sean las distancias y diferentes las acciones locales, al final es el bien común el que debe acercarnos a la igualdad.

Conflicto de intereses

Las autoras no tienen conflicto de intereses.

Contribución de autoría

TFR: investigación, conceptualización, redacción, revisión.

MJPA: supervisión, investigación, conceptualización, redacción, revisión.

LSFC: supervisión, investigación, conceptualización, redacción, revisión.

Referencias

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Thais Felipe Rosa

Universidad de Federal de São Carlos, Brasil.

Magister. Doctoranda en el Programa de Ciência, Tecnologia e Sociedade, Universidade Federal de São Carlos, Brasil y Doctoranda en el Instituto Interuniversitario de Turismo de la Universidad de Alicante, España, por el convenio de cotutela internacional. Profesora sustituta en el Instituto Federal de São Paulo, campus Barretos, Brasil. Autora corresponsal: thais.feliperosa@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-2387-9180

María Josefa Pastor-Alfonso

Universidad de Alicante, España.

Doctora. Profesora Titular de Universidad en el Dpto. de Humanidades Contemporáneas y miembro del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas, ambos de la Universidad de Alicante, España.

josefa.pastor@ua.es

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8820-8073

Luzia Sigoli Fernandes-Costa

Universidade Federal de São Carlos, Brasil.

Doctora. Profesora adjunta en el Dpto. de Centro de Educação e Ciências Humanas, y miembro del Programa de Pós-Graduação em Ciência Tecnologia e Sociedade de la Universidade Federal de São Carlos, Brasil.

luziasigoli@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8530-4000